Las enseñanzas de la Fe Bahá’í inspiran a individuos y comunidades que trabajan para mejorar sus propias vidas y contribuir al avance de la sociedad.

 

La enseñanza central de la Fe bahá'í es la unicidad de la humanidad: el principio de que todas las personas, independientemente de su raza, religión, origen nacional o cualquier distinción externa, forman parte de una única familia humana y de que cada individuo tiene la responsabilidad de contribuir al progreso material y espiritual de la sociedad. Las creencias bahá’ís también abordan temas esenciales como la unidad de Dios y de la religión, la ausencia de prejuicios, la nobleza inherente del ser humano, la igualdad fundamental entre mujeres y hombres, la armonía entre religión y ciencia, la revelación progresiva de la verdad religiosa, el desarrollo de las cualidades espirituales, el servicio desinteresado a los demás, el valor de la justicia en todos los esfuerzos humanos, la importancia de la educación y la dinámica de las relaciones que han de unir a los individuos, las comunidades y las instituciones de la sociedad a medida que la humanidad avanza hacia su madurez colectiva.​​​​

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Bahá’u’lláh compara el mundo de la humanidad con el cuerpo humano, pues dentro de este organismo viven millones de células con formas y funciones diversas, las que desempeñan un papel vital en el mantenimiento y desarrollo de un sistema sano. Del mismo modo, las relaciones armoniosas entre los individuos, las comunidades y las instituciones de la sociedad, permiten el avance de la civilización humana.

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